miércoles, marzo 18, 2009

Recapitulación

Esto es complicado. Cuando supe que era homosexual planeé vivir como heterosexual, pero en realidad no tuve que hacer nada porque fue la época en que me desinteresé por completo del mundo. Con el tiempo me empecé a sentir solo, cada vez más, hasta que no pude evitar pensar continuamente en encontrar un hombre para mí, solamente para mí. Pero no supe nunca cómo encontrarlo, mi idea de relación no es algo que se le pueda exigir a otro hombre, aún si es homosexual.

Entonces decidí que quería un novio. Aparentemente no tenía por qué haber diferencia entre los dos conceptos, pero si los hay y son grandes. La idea de noviazgo implica necesariamente sexo, romanticismo y vida social. Tres actividades que no me proporcionan precisamente mucho placer. La actividad sexual no es algo que aborrezca, pero no lo considero importante, ni siquiera deseable.

El sexo deriva de una necesidad intrínseca del hombre (y de todos los seres vivos) por reproducirse y aunque es fundamental para la especie no lo es para los individuos y menos aún para los individuos homosexuales (¡los cuales no pueden reproducirse entre si!). De hecho me sentí afortunado al saberme homosexual porque es una forma real de ir en contra de la naturaleza.

Curiosamente el ir contranatura es considerado por muchos como un argumento para reprobar las relaciones homosexuales, sin embargo no tiene porque serlo y más bien prueba que el hombre no tiene por qué seguir obedeciendo las mismas leyes que siguen todos los animales. Lo irónico es que la actividad sexual no desaparece, sino que se mantiene, y más aún, aumenta en los individuos homosexuales, aún cuando ya no tiene ninguna utilidad reproductiva.

Finalmente la actividad sexual es tan legítima como dormir, ambas actividades son fundamentales, sin embargo es posible prescindir del sexo si se quiere, sin consecuencias mortales para el individuo. Posiblemente algún día el sueño también resulte superfluo y ya no haya ninguna razón para seguir durmiendo. A lo que voy es que hay muchas cosas que hacemos que no son esenciales para definir lo que somos, a pesar de ser necesarias para nuestra supervivencia.

Yo creo que el sexo solo interfiere con lo que realmente quiero con otro hombre. Es como un obstáculo gigantesco que tengo que eliminar. Y luego, el romanticismo, tampoco me gusta, primero, porque al perecer no soy lo sificientemente sensible como para apreciarlo (si es que hay algo que apreciar), y segundo, porque creo que el romanticismo tiene como único objetivo preparar el escenario emocional para la actividad sexual.

Así que si no quiero ni sexo, ni romanticismo ¿que quiero? Tampoco quiero un matrimonio, también esa idea me parece repugnante, en el sentido de que el compromiso entre dos personas debería recaer en ellas mismas y no en una autoridad ajena. El problema aquí es que todos mentimos (como dice el Dr. House) porque es muy fácil mentir. Se puede mentir sobre el pasado o el presente (mentiras propiamente dichas) o sobre el futuro (promesas que no se tiene intención de cumplir).

Entonces la ética de cada quien entra en juego, para decidir que clase de mentiras son aceptables y cuáles no, aunque en principio todos tienen el derecho de saber la verdad y todos tienen la obligación de decirla. Desgraciadamente no es así, y todo se va al demonio. Así que la sociedad está llena de contratos, reglamentos, sistemas de seguridad y demás para evitar que la mentira (en forma de fraudes, corrupción, deserción) la destruya.

Ya esta claro que no quiero novio, solo falta saber ¿¡que demonios quiero!? He creído que sería mejor tener simplemente un "mejor amigo" aunque no creo que funcione. Lo que quiero es alguien que me proteja del mundo. El mundo me da miedo, mucho miedo, no me refiero a lo que sucede con la sociedad, sino al mundo en general, a todo lo que hay y que no entendemos. Nosotros estamos aquí y no sabemos por qué, simplemente estamos aún en contra de nuestra voluntad.

Y no se vale apelar a Dios porque esa es simplemente una transferencia de responsabilidades: "Yo no sé que hago aquí, y por lo tanto Dios lo debe saber. ¿Pero, quién es Dios? Es el ser que sabe por qué estoy aquí." Quizás es bueno darse cuenta que nosotros somos lo que más se parece a "un Dios". No conocemos ningún otro ser que sea consciente de su propia existencia. Esa es una diferencia abismal respecto a cualquier otro ser vivo y para mí marca un nuevo estado en la escala de complejidad de las cosas.

La consciencia de hecho, es una cualidad misteriosa que tienen los seres humanos. Nadie todavía ha podido hacerse idea de por qué somos conscientes. Ni siquiera se puede definir que es la consciencia. La psicología y la neurología ya han proclamado muchas veces que han entendido qué es la consciencia y cómo funciona, pero realmente la consciencia no parece estar al alcance de estas disciplinas. Últimamente parece estar más relacionada con la física y con la computación.

Apunto esto porque nosotros mismos somos los únicos seres conscientes con los que tenemos contacto. A menos que creas en Dios, no hay salida, lo más grande que puedes tener aquí ahora es a otra persona. Me gustan los hombres, y me sentí afortunado de que me gustaran los hombres. Fue así porque nunca entendí como piensan las mujeres, parecen pensar diferente. Siempre he querido estar con alguien parecido a mí, alguien que le tuviera mieda al mundo, y creí que lo conseguiría con otro hombre, pero no es así y todo indica que no será así.

Sé que hay un problema, he querido tener a alguien que me proteja de lo desconocido, y que quiera que yo lo proteja, por siempre hasta morir, pero no he pensado que quizás nadie quiere temer, todos quieren seguir viviendo lo más felizmente posible sin importar cómo. Yo también quiero ser feliz, pero a mí sí me importa cómo, quizás ya hay demasiadas restricciones en mi idea felicidad.

No hay comentarios.: