jueves, abril 24, 2008

El cáñamo y el hombre


Es increíble como una planta que en alguna época fue tan útil para el hombre, ahora sea considerada como un mal peligroso que hay que combatir. Hasta hace poco se utilizó como fibra textil, y como materia prima para fabricar papel. Ahora no se puede cultivar en casi ninguna parte (a excepción de ciertos países donde existe una regulación estricta para su cultivo) a pesar de que las variedades industriales de cáñamo no contienen THC en cantidad suficiente para utilizarse como droga. Este es un artículo que encontré sobre el cáñamo y su relación con el hombre a lo largo de la historia:

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Demócrito[1] (460-370 a.c.) menciona que se la bebía mezclada con vino y mirra, Dioscórides[2] (90 d.c. ) la describe contra los dolores de oídos, y Galeno[3] indicó en dos de sus libros que las semillas de Cannabis Sativa eran de digestión pesada. Que la reina Victoria consumía grandes cantidades para combatir sus jaquecas, que el rey David la utilizaba con mucha frecuencia, o que en la Palestina de la época de Cristo era común quemar cáñamo para consumo particular o para menguar dolores. Son cosas que de alguna manera han sido omitidas de nuestra memoria histórica, lo cierto es que la marihuana se ha consumido desde tiempos milenarios, ya sea como hierba medicinal o por placer.

La relación del hombre con el Cannabis se remonta a los orígenes de la agricultura, unos 10 mil años atrás. No hay una precisión exacta para saber cuales fueron sus primeros usos, sin embargo, según Albert Hofmann[4], la utilidad que ofrecían las fibras de cáñamo fueron aprovechadas en cuerdas e hilados. Se ha descrito su uso por Asirios y por Persas, pero más concretamente aun “The Religious and Medicinal uses of Cannabis in China, India and Tibet” menciona su uso desde China hasta la India, siendo incluido en los himnos verdes escritos entre los años 1500 y 1200 ac., relacionándolo con el dios Shiva[5]. Plinio[6], cerca de la era cristiana, describió su uso analgésico para los dolores en las articulaciones.

Entender el tipo de relación que a través de la historia tuvo el hombre con la Canabbis Sativa, no es más complejo que entender el tipo de relación que desarrolla el hombre con una hierba llena de propiedades de todo tipo, parte de la naturaleza, naciente de la tierra y por tanto parte de un complejo sistema natural del cual el hombre se sentía también parte, y con el cual explicaba el mundo, encontraba las respuestas a sus problemas y a sus preguntas y a la larga determinaba su comportamiento y desarrollo. Sin embargo, para entender el sentido real de la Marihuana y su actual lugar en la sociedad, la operación se complejiza y el orden se invierte, pues la relación está determinada ahora por el comportamiento humano. A través de los años hemos estado bajo un proceso de construcción mental que hoy es parte intrínseca de nuestra sociedad, es parte de nuestra sicología. Se logró instalar, sin mayor fundamento, la idea fuerza de que el Cannabis es miembro de un grupo de sustancias nocivas y malignas, a las cuales es necesario combatir.

El origen de la prohibición ni siquiera tiene que ver con los efectos o con la hierba en si. La raíz de las políticas actuales tiene que ver con la búsqueda de una herramienta política, con fines raciales, demográficos e ideológicos. El flujo migratorio México-Estados Unidos siempre ha existido, siempre ha sido fuerte, y siempre ha causado rechazo en una parte importante de los ciudadanos norteamericanos, cosa muy ocurrente en la dinámica migratoria periferia- centro o país subdesarrollado- país desarrollado. Los inmigrantes, más aun si son indocumentados, son vistos como elementos extraños, ajenos, invasores por los residentes locales, y pasan a ser objeto de situaciones hostiles, escarnios públicos y también políticas estrictas. En este caso particular incluso la geografía le juega una mala pasada a estos inmigrantes, pues la zona limítrofe y puerta de entrada es el sur de Estados Unidos (Sur conservador, Sur Confederado, Sur del Ku Kux Klan, base de apoyo republicana desde siempre, etc). El uso medicinal del Cannabis en Estados Unidos lo introdujeron los ingleses, su consumo general fue traído básicamente desde Europa. Sin embargo, la masificación y popularización del consumo de esta hierba la hacen precisamente grupos mexicanos y centroamericanos de inmigrantes. La consigna del ciudadano medio en el sur de Estados Unidos, que grafica en cierta medida el clima que se vivía, era: “los mexicanos violan a las mujeres, son sucios y fuman marihuana”. Alrededor del 1900, las autoridades definitivamente prohíben la marihuana, constituyendo en delito su uso, cultivo y consumo. Su idea dio frutos, pues con esta ley en la mano tenían una herramienta legal y sólida para apresar mexicanos y devolverlos a su país. Con el tiempo la prohibición se fue masificando, fue ratificándose y perdiendo el contexto y sentido original. Ya nadie preguntaba de donde venía, fue una de las tantas materias que Estados Unidos introdujo en otros países.

Lo que trato de decir, es que se ha construido históricamente una “verdad” en torno al Cannabis. Se le dio un rol histórico que en realidad no tiene y se le quitó el propio. A lo largo del tiempo se moldeó una estructura mental colectiva, que rechaza casi por inercia el Cannabis, que lo demonizó. Se logró que la prohibición se constituyera en un elemento propio de la ciudadanía. Que aquel sujeto que aspira a ser un elemento positivo dentro de su entorno, presente una negación automática, un rechazo manifiesto hacia la marihuana. Transformando ese rechazo en un cúmulo de valores. Todo esto se ha enraizado y profundizado, siendo parte de nuestra sicología como sociedad. Una herramienta para aquello es el discurso social contemporáneo basado en la lógica del terror, de la delincuencia y de la enfermedad. Pero esa estructura mental ha sido moldeada, fue creada, no ha existido siempre. Al contrario de ello, el Cannabis, y otras sustancias como el peyote, el opio, la ayahuasca, han acompañado al ser humano desde que el primer hombre pisó la tierra, como lo que realmente son: hierbas y plantas con usos múltiples.

En nuestros días

En el sentido de lo anterior existen varios elementos concretos y plausibles en nuestra cotidianeidad. En primer lugar, JAMÁS SE HA HECHO UN ESTUDIO CIENTÍFICO SERIO PARA COMPROBAR SUS EFECTOS NEGATIVOS INMEDIATOS. En Chile, por ejemplo, la ley 20.000 no hace distinción entre marihuana y otras drogas, siendo evidente las diferencias entre ellas. Las medidas son planas y carentes de profundidad, basadas en dobles discursos, en que por un lado se privilegia y fomenta una industria del ocio, del consumo, donde Valparaíso, por ejemplo, se sustenta económicamente en gran parte por el aporte en concepto de impuestos, y el mismo consumo, en ésta industria del entretenimiento, teniendo incluso centros neurálgicos donde cada fin de semana hay prácticamente una competencia por quién consume más alcohol. Y al mismo tiempo, por el otro lado, se prohíben una serie de sustancias supuestamente nocivas y dañinas mental y físicamente. No obstante que todos sabemos que el tabaco y el alcohol son sustancias tan adictivas como la marihuana, que pueden provocar el mismo nivel de dependencia e incluso un daño físico mayor, más todavía en la medida que se mezclan con otros componentes como alquitrán o nicotina.

Más globalmente, se ha construido toda una política nacional e internacional en torno al tema drogas a lo largo de los años a partir de un discurso que se centra en la sustancia y no en la persona. La cobertura mediática y los dineros que se invierten en Latinoamérica, más particularmente en un país como Chile, donde los consumidores de drogas, de cualquier tipo, sumándolos a todos, llegarían apenas a unos 200.000, y aunque fueran 500.000, en un país con 3 millones de pobres, son tremendamente desproporcionados a nuestras necesidades sociales. Instalando a las drogas como el padre de todos los males, asociando a la marihuana con delincuencia y desocupación. Justificando la prohibición, una prohibición que ni siquiera tienen muy claro de donde viene, pero de paso estimulando tremendamente el narcotráfico, activando una ecuación económica que no es precisamente de las más difíciles; a) cuando existe demanda por un determinado producto y se le prohíbe legalmente, siempre va a existir un sujeto que se va a organizar para hacer la oferta. b) Al existir una demanda constante, y una oferta disminuida, ilegal y sin regulación: suben los precios y baja la calidad. Un ejemplo concreto de lo primero, es que nunca se traficó tanto alcohol en Estados Unidos como en tiempos de la “Ley Seca”, donde surgieron las mafias del alcohol y del juego (con Al Cappone incluido, o con Homero como “Varón de la Cerveza”). Un ejemplo concreto, y una certeza además, de lo segundo, es que hoy la calidad de sustancias que consumen las personas la regulan los traficantes (así de responsables son nuestras autoridades). Si la marihuana no estuviese prohibida, podrían cultivarla quienes la consumen regulando ellos mismos su calidad (o incluso, si se ordenara el tema, podría ser regulada por instancias gubernamentales y judiciales) haciendo prácticamente desaparecer el trafico de “paraguaya” y marihuana mezclada con sustancias nocivas.

Podemos decir varias cosas con respecto a lo que sucede hoy en día en la sociedad, ofrecemos aquí solo tres de las que estamos seguros. Primero, la gran diferencia entre el Cannabis, el alcohol y los cigarros, la hace la facilidad para cultivarla y los impuestos. Es decir, si hubiera una forma de cobrar impuestos sobre el Cannabis, este sería legal. Si “Chile-Tabacos” tuviera la patente y pudiera vender los cigarros de Marihuana hechos, ya la habrían legalizado. Su problema es que es muy difícil empadronar la marihuana pues ésta es fácil de cultivar. Segundo, que la madre del narcotráfico es la prohibición, nadie se hace responsable por algo que está prohibido. Y tercero, la diferencia la hace quién la consume y cómo la consume. El gran problema es que la política de drogas está construida basándose en la sustancia y no en la persona, grave error, pues la sustancia no tiene alma, no decide. Es como una pistola, que está encima de un mueble sin hacer absolutamente nada, que no es ni buena ni mala, si yo la ocupo para matar a un niño, soy un criminal, si la ocupo para defenderme de un asalto, es cuestionable, y si la ocupo para defender la vida de otras personas soy un héroe. La droga no mata, la ignorancia sí, y esa es la clave.

[1] Filósofo griego, perteneciente a un conjunto de filósofos y escuelas de pensamiento anteriores a Sócrates, denominados “presocráticos”, y preocupados por temas referidos a la Phycis (fisis, o naturaleza).
[2] Médico, botánico y farmacólogo de la antigua Grecia. Autor de “De Materia Medica” uno de los principales manuales de farmacopea en la Edad Media y el Renacimiento.
[3] Galeno de Pergamo, médico griego.
[4] Químico e intelectual original de Suiza. Miembro, entre otras organizaciones, del Comité del Premio Nobel y de la Academia Mundial de Ciencias.
[5] Junto a Brahma y a Vishnú forma parte de la Tri –Murti, la Trinidad Hindú. En el Sivaísmo es la deidad principal, siendo Brama y Vishnu dioses menores.
[6] Plinio el viejo. Científico, naturalista, escritos, militar romano.

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